El hombrecillo caminaba ágil entre la frondosa vegetación, ajeno a quienes le seguían, pero se le notaba nervioso. Verdaderamente más que caminar, corría. Quizá después de todo, sí fuese cierto que tenía que reunirse con esa tal reina Violeta. Los niños no dejaban de dar vueltas en su cabeza a los últimos sucesos y la esperanza de que aquella reina hermosa o el propio duende les pudieran ayudar a recuperar los colores, les incitaba a no entretenerse contemplando el bosque, excepto para recordar algunos puntos significativos que les pudiesen servir de referencia en el trayecto de vuelta. No les preocupaba en absoluto que se fueran internando más y más en aquel lugar hasta entonces desconocido, porque la ilusión les embargaba.
Tras varios minutos de caminata, el duendecillo desapareció de su vista de manera repentina. Exploraron las cercanías del lugar en que le habían visto por última vez y no encontraron nada en absoluto. Salvo una escarpada pared prácticamente lisa que parecía poco probable que aquel hombre pequeño hubiese escalado. Por un momento, la desesperanza atenazó sus corazones. Algunos de los niños, hicieron incluso el gesto de emprender el camino de vuelta, pero uno de ellos se empeñó en buscar con más intensidad... Así es como bordeando la loma por varios minutos tras un brusco giro a la izquierda por un estrecho corredor, encontraron una pequeña hendidura por la que era plausible que el duende hubiera pasado, dado que también ellos cabían. Ni siquiera llegaron a plantearse que quizá lo que hubiese al otro lado no fuese de su agrado.
El túnel más largo de lo que les pareció al primer vistazo, aunque estrecho era bastante alto y les permitía caminar en fila de a uno totalmente erguidos, sobrando aún mucha distancia sobre sus cabezas. Al atravesar del todo el paso, no tardaron en comprender que habían dado con un lugar mágico. A unos cientos de metros al otro lado de aquella oquedad, vieron una encantadora explanada a la que se accedía por un sinfín de sinuosos caminos terrosos que descendían desde aquella loma que habían dejado a sus espaldas. Lo que hacía singularmente bello el enclave era la cascada cuyas aguas relucían en una tonalidad blanca muy intensa cuando se precipitaban hacia abajo estrellándose con las pequeñas rocas del lago. Todo el valle aparecía plagado de flores de todas las clases y lindos pajarillos de todos los tamaños revoloteaban alrededor de aquel maravilloso lugar entonando cada especie su propio trino, pero conjuntándolo perfectamente con el canto de las demás especies, como si entre todos estuviesen entonando una misma melodía. Los niños contemplaban todo ensimismados y la pequeña punzada de culpabilidad (pues intuyeron que no habían sido invitados a presenciar aquello) no logró empañar su felicidad ni un ápice.
El túnel más largo de lo que les pareció al primer vistazo, aunque estrecho era bastante alto y les permitía caminar en fila de a uno totalmente erguidos, sobrando aún mucha distancia sobre sus cabezas. Al atravesar del todo el paso, no tardaron en comprender que habían dado con un lugar mágico. A unos cientos de metros al otro lado de aquella oquedad, vieron una encantadora explanada a la que se accedía por un sinfín de sinuosos caminos terrosos que descendían desde aquella loma que habían dejado a sus espaldas. Lo que hacía singularmente bello el enclave era la cascada cuyas aguas relucían en una tonalidad blanca muy intensa cuando se precipitaban hacia abajo estrellándose con las pequeñas rocas del lago. Todo el valle aparecía plagado de flores de todas las clases y lindos pajarillos de todos los tamaños revoloteaban alrededor de aquel maravilloso lugar entonando cada especie su propio trino, pero conjuntándolo perfectamente con el canto de las demás especies, como si entre todos estuviesen entonando una misma melodía. Los niños contemplaban todo ensimismados y la pequeña punzada de culpabilidad (pues intuyeron que no habían sido invitados a presenciar aquello) no logró empañar su felicidad ni un ápice.
(Continuará...)
Nota: os dejo el enlace con el comienzo de la historia www.mimundomiburbuja.blogspot.com/2009/11/un-mundo-sin-colores-1-parte.html
Sechat....
ResponderEliminarQue bonito¡¡, pero no nos dejes así mujer... que continúe prontito,je,je.
Me gustó mucho.
Muchos besos
Gracias Félix: Soy un poco mala sí... Las ideas son un auténtico hervidero en mi cabeza y cuanto más intento plasmarlas fielmente en la hoja, más indómitas se muestran y hacen que la historia dé un nuevo giro (ji, ji). Mañana la tercera parte si puedo, procuraré que sea el desenlace.
ResponderEliminar¡Sechat, por Dios: que aparezca ya esa Reina!
ResponderEliminarBesos.
¡Sechat!
ResponderEliminarYo que esperaba leer el desenlace, ahora me voy a la cama sin saber lo que pasará. Me dormiré pensando en el posible final.
Besos.
No sé, pero da la sensación de que la historia estuviese viva, como si ella ocultase su desenlace y al igual que los lectores aguardamos ese algo que ha de suceder, tú misma aun escribiéndola te sorprendieras igualmente recorriendo ese camino que tan bien describes tras el duendecillo.
ResponderEliminarUn abrazo y a por la tercera parte!
El tiempo y el trabajo me impiden a veces visitar alo amigos que vienen a mi casa. Pido perdón por eso. Me he estado poniendo al día con tu blog y el relato me está encantando y celebro mucho esa palabrita que dice "continuará". Gracias por la invitación al foro, seguro estaré poe allí. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMÁS!!! MÁS!!!
ResponderEliminarNo puedes dejarnos así...
Seguro que eres capaz de plasmar todo lo que brinca y gira en tu cabecita.
Besos desde Fuenla.
La historia está ya perfilada, pero no dispongo casi de tiempo y me entretengo en visitas a otros sitios a diario que van minando mis ganas para darle continuidad, pero prometo que no se demorará mucho. De todos modos, la intriga no creo que venga del todo mal... (ji, ji) ;D
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