Para El Cuentacuentos Sara nos proponía este comienzo: “La chica del paraguas rojo”. A partir de ahí, como siempre habíamos de crear una historia. El plazo establecido es de martes a lunes, pero hasta hoy no se me ha ocurrido nada y entre borrarlo y compartirlo, por malo que sea prefiero colgarlo aquí. Por cierto, son dos historias y de momento ninguna de ellas tiene título. Os leo.
La chica del paraguas rojo sería su instrumento. Hubiese preferido capturar a un hombre, a ser posible musculoso y aguerrido, más acorde con las circunstancias; pero no podía pedir tanto.Ya no quedaban guerreros como los que habían terminado con toda su estirpe y hubo de conformarse con aquella chica que parecía un gamo desvalido, atrapada en las calles desiertas bajo la molesta lluvia.
Llevaba miles de años aletargado, fraguando la venganza de su especie y aquella figura solitaria cruzando sus territorios era la llave que le brindaba el destino.
Salió de su cueva, y sin mediar palabra usó su magia e intercambió la personalidad y el cuerpo de uno por los de la otra. Algo debió de fallar no obstante, porque cuando se giró vio que el que había sido su cuerpo hasta entonces yacía muerto al borde de la alcantarilla. “Mejor así”- se dijo mientras cogía una escama y la metía en el bolsillo de su gabardina- “Nadie echará de menos un dragón y con suerte puede que la humanidad descubra el cambio demasiado tarde”.
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La chica del paraguas rojo era la atracción del momento: los niños corrían retándose entre sí para ver quién se acercaba más. Ella por su parte, no se movía ni un ápice, salvo para lanzar miradas furibundas a quien osara hacer un chiste sobre ella o importunarle de cualquier otro modo.
Bajo su vistoso paraguas mantenía los ojos permanentemente abiertos posados de manera simultánea en cada rincón de la plaza. Un molesto tic en su párpado derecho indicaba su impaciencia y el esfuerzo sobrehumano de no pestañear durante tanto tiempo. Esta vez a Antonio no le iba a bastar sólo con una sonrisa y un ramo de flores para que ella olvidase la vergüenza del plantón.
Bueno, por partes...
ResponderEliminarLa primera: ey, creo que deberías desarrollar un poco más la historia, eso de que un dragón se haya metido en el cuerpo de una muchacha a mí ya me ha captado por completo. ;p
La segunda: cuando terminé de leerla se me escapó una pequeña carcajada imaginándome el futuro encuentro de esos dos, saltarán chispas. XD
P.D. Gracias por tu comentario. Yo una maga del suspense? Que va, en temas policíacos aún estoy en pañales. jejejej... Lo que se me da bien son las sorpresas de última hora que hacen que toda la historia cambie. ;p
Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.
Me quedo con el primero (es que tengo debilidad por los dragones).
ResponderEliminarUn beso.
La primera historia me ha resultado confusa, he tenido que leerla varias veces y no termino de ver la trama bien desarrollada. Como relato para desarrollar es interesante.
ResponderEliminarMe quedo con la segunda, pero en mi opinión, puedes desarrollarla un poco más.
Abrazo.
Muy buenos los dos, Sechat! No sé si es porque tengo predilección por las cosas cortas, pero me han gustado mucho. El segundo es genial, muy buena la trasformación de una decepción a una atracción :)
ResponderEliminarEnhorabuena!
Niobiña: Gracias por pasarte por aquí. Es estupendo que la preocupación por el Cuentacuentos te haya recuperado. Me encanta leer tus historias. Un abrazo.
ResponderEliminarJuanMa:
ResponderEliminarMe alegra tenerte por aquí y que hayas disfrutado del viaje entre letras. Un abrazo.
Ananda Nilayan: totalmente de acuerdo con lo que decís tú y Níobe. Me emocioné viendo que por fin era capaz de escribir algo a partir de la frase de otra persona y por evitar aplazar más la publicación me precipité... Ambas historias flojean sí. Gracias por hacer siempre esas maravillosas observaciones sobre lo que debería mejorar. De corazón, gracias.
ResponderEliminarVir: me alegra ver que te han gustado, pero es cierto que son un pelín flojas. Hay cosas que se han quedado un poco en el aire y hacen confusos los relatos, pero igualmente te agradezco no sólo la visita, sino el esfuerzo de comentar. Un abrazo.
ResponderEliminar¿Sabes? Las planteas como dos historias diferentes pero no pude evitar pensar en que aquella chica del paraguas rojo era en realidad el dragón cuyos tics podrían delatarlo pero afortunadamente para el pasan desapercibidos mientras su futura cena se va acercando con un ramo de flores.
ResponderEliminarSon dos grandes microrrelatos! En uno la chica del paraguas rojo es la victima a punto de ser atacada y en el otro es ella la que aguarda a su presa.
Y todo transcurre en apenas tiempo mientras dos vidas están a punto de cambiar.
¡Un abrazo!
Por los comentarios, que he leido por encima, leo que algunos coincidimos que la 1ª historia se puede alargar todo lo que quieras; da pie a mucha historia por delante, pero es que tiene mucha historia por detrás. A ver si te animas...
ResponderEliminarLa 2ª historia es por un lado triste, porque a nadie le gusta que le dejen plantado (o que tarden en llegar... ¿verdad? :-p); pero por otro lado es gracioso pensar en cómo puede acabar, a ver qué posibles excusas se puede inventar.
En resumen: me han gustado mucho.
Besos desde Fuenla
Por cierto, Carlos puede tener razón, se pueden incluso enlazar las dos historias.
ResponderEliminarPero qué imaginación teneis tod@s, con lo que me cuesta enlazar dos frases. JEJEJE
Besos desde Fuenla
Pues fíjate que yo me quedo con la segunda, aunque por un momento he pensado que se trataba de una estatua persona de calle. Hubiera sido original no crees? incluso con el mismo final. Seguro q ella se sentía así.
ResponderEliminarLa primera.... el dragón me ha descolocado jaaja.
besotes
Carlos: ¡Eres fantasí en grado sumo! ¡Olé, olé y olé! Besos.
ResponderEliminarMo: Te echaba de menos. Imagino que habrás estado ajetreada por allí, a ver si te llamo y hablamos. La primera historia estaba mejor perfilada en mi cabeza de lo que ha quedado en el relato. En fin... ¡Qué le voy a hacer?
ResponderEliminarLa segunda quería que tuviese un toque de humor y por eso puse ese final (ji, ji). Besotes
Jara: pensé en la estatua créeme ;) , pero la explicación del porqué y cómo había llegado a ser una estatua me resultaba costosa y bueno... al final salió esto (ji, ji).
ResponderEliminarHola, Sechat. Me gustaron mucho tus historias, sobre todo la del dragón, algo que vi muy original y que me encantó. Me imagino a ese dragón dentro del cuerpo de la chica, rugiendo, arañando... Eso sí que no sería normal... tarde o temprano, algo sospecharían... Claro que quién se iba a imaginar que dentro...
ResponderEliminarSobre la otra... los hombres, a veces, son un así.
Precioso cuadro tb. Y sobre todo, tu primera historia, me encantó. Si las hubieras borrado, hubiera sido un crimen.
Un saludito.
Me han gustado mucho, sobre todo la segunda... me has arrancado una sonrisa!! ;)
ResponderEliminarEsther: gracias por tus siempre risueñas visitas y tus mejores y agradables comentarios. Me alegra saber que te han gustado. A mí no me convencen demasiado y creo que se podrían mejorar siguiendo los sabios consejos de muchos de los que los han leído, pero lo hecho hecho está. Un abrazo enorme, guapa.
ResponderEliminarSara: me encanta tenerte por aquí y me agrada saber que el objetivo final de ese segundo texto ha dado en la diana de tu sonrisa, pues ésa era su pretensión. Un besote, guapa.
ResponderEliminarPues estoy con Carlos en lo del posible común de las dos historias, maravilloso imaginárselo de esa manera. Seguramente se debe a que la primera historia se deja tan abierta que podría pasar cualquier cosa.
ResponderEliminarGracias por pasar por mi blog! El tuyo también me gustó mucho! Te leo!
Eva: gracias a ti por pasarte por aquí. Fue un placer conocer tu sitio y no dudes que me tendrás por tu blog a menudo. Un abrazo. Besos.
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