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EL PELIGRO DE LA MAGIA DE LOS CUENTOS

Frase de Asiria para El Cuentacuentos: “Había convertido en batuta la cucharilla del café”.

Había convertido en batuta la cucharilla del café ante decenas de ojos ávidos del más difícil todavía, que seguían sus movimientos en el improvisado escenario (en el poco hueco que permitían los muebles de la abarrotada sala). Supieron que aquello era una batuta cuando sus pantalones, chaquetas de punto y sus vestidos de flores se transformaron en uniformes. Y sus sospechas se convirtieron en certeza cuando cada uno sostuvo entre sus manos un violín, un clarinete, una trompeta o una flauta travesera… por una breve fracción de segundo. 

Ante el más exigente de los públicos: el infantil, el hombre disfrazado de payaso que tanto les había hecho reír con sus parodias minutos antes, vestido ya de mago, había transformado en mariposa una de las flores artificiales del pequeño jarrón de cristal verde que había en la librería a su espalda, dando comienzo a su espectáculo de magia. Pero aquello aunque asombroso, no satisfacía a aquellos niños que entre grititos de nerviosismo y emoción, pedían a voz en grito que transformase cualquier cosa en alguno de los objetos que le proponían. Así tras la mariposa surgieron petición a petición conejos; palomas; perros; gatos; un enorme muñeco de nieve a partir de un poco de algodón; el pequeño bonsái del rincón se transformó en un duende; de un cuadro salió una hermosa princesa… Todo aquello bajo el beneplácito de la imaginación desbordante de aquellos niños que celebraban el cumpleaños de la pequeña María.

Las risas iban en aumento y un padre curioso decidió asomarse a escondidas para espiar qué sucedía tras la puerta. No sólo no le intimidó en absoluto el letrero de “no molestar” que había en la manija, sino que desoyó las advertencias del resto de padres que se congregaban en la sala contigua a la de los niños y en el pasillo, advirtiéndole de las extrañas condiciones del contrato que había propuesto el artista: “Déjennos una sala donde estemos tan sólo los niños y yo, y nada de inmiscuirse en mi actuación. Si algún adulto rompiera este pacto yo lo sabría”, habían sido sus escasas y tajantes palabras. Tanto misterio no sólo había intrigado a los padres de María, sino que había llegado a preocuparles, temiendo que se tratase de algún maníaco o depravado; pero las referencias eran tan numerosas, excelentes y tranquilizadoras que sus temores se evaporaron enseguida y se animaron a contratarlo.

El padre curioso, sabiéndose observado por el resto de adultos, se acercó con gesto teatral a la puerta y apoyó su oreja derecha levemente sobre la madera de la hoja, con mucho cuidado de no hacer el más mínimo ruido. Sin embargo, todas sus precauciones fueron pocas, pues al otro lado de la estancia el mago detuvo la caída de las hojas del calendario de pared que iban transformándose antes de rozar el suelo, en pétalos de flores, pequeños copos de nieve u hojas de otoño… en cuanto el desobediente padre, rompió el acuerdo. 

— ¡Shhh!— reclamó silencio a sus espectadores, mirando fijamente la puerta que tenía a varios metros frente a sí.—Hay alguien al otro lado de la puerta, niños— les dijo en un susurro apenas audible.

Los niños complacidos, pensando que se trataba de un nuevo truco le siguieron la corriente y enseguida callaron. Expectantes clavaron sus ojos en el mago, esperando que un rayo invisible sobrevolase sus cabezas y transformara al supuesto fisgón que se escondía tras la puerta que ellos tenían a su espalda, en un nuevo personaje de cuento o quizá en un elefante o una jirafa o incluso en un fantasma que atravesara las pesadas puertas blancas cerradas con llave.

Pero cuando el mago con voz atronadora invocó con palabras ininteligibles a la muerte, la angustia se apoderó de todos sin excepción y el indisciplinado padre cayó fulminado al suelo del otro lado, ante la insólita mirada del resto de adultos y la cólera del prestidigitador. 

El golpe de la caída asustó a los niños y aterrados comenzaron a gritar. Algunos de los padres impotentes aporrearon la puerta, mientras otros marcaban frenéticos los números de emergencia en sus móviles solicitando ayuda. Se oían a uno y otro lado del muro que los separaba, sollozos e hipidos de desconsuelo. Y el mago recitaba palabras exhortando a la lluvia, el fuego, el aire y la tierra. Invocarlos simultáneamente en el idioma antiguo usado por el hechicero, era asegurar la presencia de la muerte, pues uniendo las palabras de los cuatro elementos se revelaba el nombre secreto de la parca. 

La espectral figura (era la viva imagen de las ilustraciones de los cuentos, incluso portaba en una mano la intimidante guadaña) apareció al pronunciarse la última sílaba, al tiempo que la imponente puerta se resquebrajaba de arriba abajo, y con su huesudo dedo índice el espectro señaló uno por uno a adultos y niños. Cobraba por tanto su botín sin miramientos y sin que nadie tuviera opción de oponer resistencia. Aunque entre una víctima y la siguiente aguardaba unos segundos para deleitarse en su captura.

En un rincón, oculto entre una pequeña balda rinconera y una silla tapizada, un niño miraba aterrorizado lo que sucedía a su alrededor. Siempre le habían gustado los cuentos y le habían entusiasmado los relatos que el mago, antes que eso payaso, y antes que eso cuentacuentos, les había contado ese mismo día; y esperanzado recordó como uno de los protagonistas de una de esas historias se había librado de la muerte gracias a una capa mágica. Se preguntó si la capa que había visto horas antes en la maleta del mago podría hacer eso, y en medio de la confusión imperante, reptando se acercó hasta la mochila y tras revolver entre las marionetas que tanto le habían divertido a él y al resto de niños, por fin sacó la prenda. Se vistió con ella y atemorizado se dirigió de nuevo a su escondite. Caminar con aquel trozo de tela sobre su cabeza y hombros, le sumió en una especie de aturdimiento y daba bandazos mientras andaba, llegando a cubrir en cada traspiés por unos instantes parcial o completamente, al resto de personas allí congregadas. Aunque el roce fuese tan sólo de unos segundos todos los que habían sido acariciados por aquella tela negra salvaron sus vidas, haciéndose invisibles para la muerte.

Desde entonces, cuentan que ese niño ya adulto se pasea por todos los hospitales del mundo tratando de arrebatar a la muerte tantas almas inocentes como le es posible. A veces dicen que ha llegado a ver a tan temida enemiga acompañada de un personaje siniestro que tan pronto tiene la misma voz atronadora de aquel mago como la melosa voz del cuentacuentos de aquella tarde. Yo honestamente, creo que todo en esta historia es puro cuento.

Comentarios

  1. me hubiera gustado que siguiese porq el principio me ha encantado. ese mundo de magia e ilusión de los niños. Pura imaginació, cuento o como queramos llamarlo.

    El final se me hace precipitado pero igual por lo q te decía q tenía ganas de más y no me espera una vuelta de hoja así.

    encantada de leerte. 1 besote

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  2. Puro cuento es lo que tienes, y del bueno. He disfrutado mucho de esta historia y de tu guiño...

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  3. Jara: ¡Hola, guapa! Confieso que mi intención inicial era la de haber seguido en esa línea, pero había que meter lo de la capa que defendía de la muerte y quería crear un efecto distinto hacia el final de la historia. Tienes razón, quizá haya resultado un poco forzado.

    Sea como sea, este es el resultado.

    Un besazo.

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  4. Señor de las hisorias:

    8) gracias por la visita y sobre todo por el comentario. Es un gran regalo tenerte por aquí y más si has disfrutado con la historia. Un abrazo.

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  5. Pues a mí me ha gustado, aunque es una pena que por la culpa de uno pagasen los demás. Ese niño paseándose con su capa por los hospitales me parece enternecedor.

    Un saludo.

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  6. Espero que ese niño sea capaz de salvar muchas almas inocentes ;)
    Me ha gustado mucho, la magia me encanta.

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  7. Sara: Es injusto desde luego, pero quería dar un giro radical a la historia y hacer la burla de la parte más bucólica de la historia añadiendo lo de la muerte, para volver a suavizarlo un poco al final. Un poco enrevesado, supongo.

    En fin, un abrazo.

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  8. Pau: me alegra comprobar que te ha gustado. Quería hacer una historia tierna, sin ser ñoña, pero también un tanto dramática... Quizá lo he enredado todo demasiado ;)

    Un abrazo.

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  9. Me ha gustado el giro de la historia y la mención a la trivial del SDLH (no me acordaba de la respuesta hasta que he leído tu historia)
    A mi me ha costado sacarle algo a la frase, pero lo que has hecho me parece genial =)

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  10. Anónimo8/6/10 09:25

    Me ha gustado mucho, ese giro inesperado y drástico. Me encanta la inocencia y la imaginación de los niñ@s; y me aterra el giro que da el mago "tenebrosooo".
    (Lo de la capa me suena a otro famoso mago, jijiji, pero seguro que ese también la sacó de algún sitio).
    Muchos besos desde Fuenla

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  11. Ariel: gracias, parece metida con calzador la idea de la capa, pero bueno al menos he conseguido dar otro tono a la historia radicalmente opuesto al del comienzo ;)

    Un abrazo.

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  12. Mo: lo de la capa había que meterlo también en la historia y sí también es de un mago archiconocido ji, ji.Un abrazo y enhorabuena por lo vuestro.

    P.D.: En el que os envié sí ponía preocupaciones, ayer releyendo me dí cuenta y lo rectifiqué, así que de puñetera nada. Ya sabes que te agradezco que le saques puntilla a todo.

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  13. Me ha gustado mucho, Sechat. Atrapa de principio a fin. Al final, queda la esperanza de que una magia mala, sea derrotada por otra buena. Lo bueno de tu cuento es que su final no es tal, sino que da pie a otros miles de cuentos, que darían continuidad al original.

    Enhorabuena, tienes una imaginación prodigiosa.

    Un beso.

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  14. También aprovecho tu edición de textos para dejarte un mensajito. La verdad me ha costado muchísimo escribir el cuento de la semana, es de esas semanas en que sientes que todo te pesa y escribir parece la cosa más tonta (y difícil) que puedes hacer, desaniman las situaciones difíciles, los problemas del trabajo etc y uno se pregunta ¿que carajo estaría pensando cuando se me dio por soñar con escribir? De alli la medicridad de mi escrito y la prisa de publicar algo cuando el tiempo ya jugaba en mi contra. Igual gracias por siempre comentar y gracias por tu observación sincera.
    Un Abrazo
    Ariel

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  15. Bellísima historia, reuniendo en ella elementos del mundo de la fantasía y del real a través de la magia, de la vida y de la muerte, y sobre todo los niños. Me encanta como dejas al final, esa puerta entreabierta, que todos los cuentos poseen.

    Un abrazo Sechat

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