- Risas de niños mecidas por las olas y por el suave roce de mi mano o del viento las páginas de este libro. El sol a mi espalda.
- El viento se columpia en los árboles anunciando la tormenta y yo desde mi refugio de piedra espero ansiosa la lluvia de verano.
- Las ruedas de mi bicicleta giran libres por el camino; mis pensamientos flotan veloces hasta tu boca, subidos en un abuelito.
- Contemplo el río desde los árboles, un pez salta por encima de una piedra. Más tarde se levanta cierzo... vuelvo a casa feliz.
- Duermes la siesta, mientras dibujo en el aire desde el otro lado de la toalla tu perfil. La brisa te despierta.
- La televisión apagada. Fuera las calles están embarradas. Abro la ventana y entran el olor a hierba mojada y a chimenea. Sonrío.
- Nunca me sobran los girasoles, ni las mariposas, ni las amapolas, ni el río con su agua o los chopos con sus copas y sus sombras.
- Me despierta el gallo y el gato lame mi cara. El perro del pastor ladra a las ovejas mientras salen a pacer. Es verano.
- Repican las campanas llamando a acienda y las vacas se mezclan con la gente en las callejas. Los niños corren tras ellas.
Te invito a que pasees por las letras de mi otro blog:
www.cuentosrecienhorneados.blogspot.com
Sechat, tienen la profundidad de los Tankas.
ResponderEliminarBesos, me han gustado :)
Gracias, Ananda, confieso que en alguno de ellos pretendí hacer un Haiku pero ni medí sílabas ni nada. Así que es toda una agradable sorpresa que te recuerden vagamente a los Tankas.
ResponderEliminarBesotes.