ORACIÓN DESDE LAS PROFUNDIDADES
Que por ti gané y perdí la alegría
al
mismo tiempo.
Santificado sea tu nombre.
Venga a mí la paz que anhelo.
Que por ti ya no respiro,
no vivo… sólo padezco.
Se ha hecho mi voluntad
y te he dado cal
cuando sólo debí darte arena.
Perdona mi torpeza,
mi cobardía,
mis malos modales,
mi falta de sinceridad
e inteligencia,
mi egoísmo,
mis disimulos,
mis huidas,
mis miedos,
mi tristeza,
mi falta de escucha,
mi fingido desinterés…
y tantos otros “mis”
que aún me son ocultos,
y que son el pan nuestro de mi
vida.
Quiero esta tentación
la quiero más que nada,
pero es mi corazón el que te habla ahora
cuando debiera ser mi cabeza.
AMÉN.
Te invito a que pasees por las letras de mi otro blog:
www.cuentosrecienhorneados.blogspot.com
No está nada mal esta oración, Sechat.
ResponderEliminarVeo un registro nuevo??? Me gusta.
Una cosa: el corazón debería hablar más a menudo, la cabeza lo lía y coarta :)
Besos
Ja, ja... ya me gustaría Ananda, pero no... Creo que por fin estoy retornando a mis orígenes.
ResponderEliminarBesotes.