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EL RISCO DEL DIABLO

(Dedicado a Niobiña por facilitarnos la frase y a Juan Cuquejo porque su maravilloso libro me ha inspirado para intentar escribir un relato fantástico. Algo que deseaba hacer desde hace tiempo).


“Ese gato tiene razón.” Frase de Níobe para El Cuentacuentos.

Ese gato tiene razón. A fe mía que la tiene, Kabdat—aseveró entre sonoras risotadas el hombretón de barba pelirroja, retirándose con la manga de su capa de viaje los restos de cerveza de la cara.

—¿Ese gato?, ¿de quién me hablas?—preguntó intrigado el hombre sentado frente a él.


Ambos permanecían sentados en una de las mesas más alejadas y discretas de la taberna del viejo Ralph, boca de oro, y hablaban en susurros. De vez en cuando miraban a su alrededor cerciorándose de que nadie más estaba al tanto de su conversación. La mesita de madera contaba con dos bancos corridos y estaba situada tras una pequeña arcada de dos columnas, parcialmente oculta por un muro de mampostería de algo más de tres codos de alto, y constituía un rincón propicio para confidencias y secretos, alejado de miradas u oídos indiscretos. Pero toda precaución era poca. 

“El cuervo vigía”, regentado por el alegre Ralph, su esposa Xeril y la hermosa hija de ambos, Edereth; emplazado junto al Camino Real, a media legua de la ciudad libre de Sâdenom, era uno de los hostales más conocidos del reino. Se rumoreaba que incluso el mismísimo rey Thenac acudía allí de incógnito de vez en cuando para divertirse o para enterarse, a través de los viajeros que se hospedaban entre sus paredes, sobre lo que acontecía dentro y fuera de las fronteras de su dominio.

—Me refiero a ese muchachito que te acompaña allá donde vas— continuó diciendo el más corpulento de los dos—. Y que lo mismo ejerce de escudero, hábil cazador, cocinero o incluso trovador como en estos momentos—. Terminó señalando con su mano derecha al grupo de personas congregadas al otro lado de la taberna, acompañando con sus voces las alegres canciones del muchacho rubio que tocaba la mandolina—. Si no me equivoco te ha llegado a salvar la vida en al menos dos ocasiones, por tanto, también podríamos llamarle héroe— siguió diciendo—. Y se me ocurre que podría ejercer de Maestre en el consejo del rey, pues inteligencia no le falta. Tiene, por tanto—tomó un nuevo trago de cerveza—, siete vidas como un gato, y aunque no lo sepas, en el fondo es más valioso que cualquiera de nosotros. Por no hablar de esos inquietantes ojos suyos de azul cobalto. A veces siento escalofríos cuando me observa.

—Ja, ja. Por Naascrom, el dios de la tormenta que esta noche nos visita—rio alegremente su compañero de mesa, golpeando la pequeña ventana que daba a la oscura y desapacible noche—, sería muy distinto si tú fueras joven, hermosa, sin barba y tuvieras otro tipo de arma también muy potente guardada en tus calzones, ¿no crees, compañero?—ríe abiertamente derramando sin querer parte de la cerveza de su pinta sobre los restos de sopa en su escudilla de barro, al tiempo que maldice entre dientes tal circunstancia—. Estoy seguro de que en ese caso, esos ojos que tanto te aterran serían del azul del cielo, y suspirarías porque te mirasen desde la amanecida hasta bien entrada la noche —le guiña jocoso un ojo al azorado hombretón—. Pero pongámonos serios, ¿también tú opinas que se trata de un huevo de dragón? Creía que ya no existían, Gürth. Sólo aparecen ya en viejas leyendas y canciones de las que tanto le gusta cantar a Horb.

—¿De qué se puede tratar si no?, ¿aún lo dudas? Jamás he visto un huevo tan grande. Y el calor que desprende se debe a que está hecho de fuego. En cuanto a ese latido que parece manar de su interior... es el de la futura bestia que surcará los cielos en la próxima edad. Ese huevo de tu morral alberga el corazón de un futuro y grandioso dragón. Hazme caso, viejo amigo, no se trata de una piedra inofensiva encontrada por casualidad en el valle cercano a El Risco del Diablo.



Kabdat recordaba perfectamente cómo había sucedido todo… Regresaba al castillo por el Camino Real, cuando su caballo comenzó a sentirse inquieto, olisqueando el aire como si se tratara de un perro y no de un alazán. Rodeado de árboles a cada lado, el hombre pensó que se trataba de salteadores o de uno de los muchos grupos de disidentes que se congregaban en los bosques: el rey Thenac, no era muy popular entre sus súbditos, ni siquiera entre los miembros de su propia guardia (Kabdat no era la excepción, aunque sí era un hombre de palabra y había jurado lealtad al monarca en la misma sala donde había fallecido el legítimo heredero al trono), por ello cada vez eran más frecuentes los asaltos a viajeros y pequeñas escaramuzas en el mercado, provocados por los grupos contrarios al rey. 


El soldado asió instintivamente la empuñadura de su espada y avanzó cauteloso sobre su montura. Al borde del camino, a unos pasos por delante, yacía un cuerpo. El pobre viejo había sido apaleado por todo el cuerpo y apenas respiraba. Todavía le sobrecogía recordar la fuerza con que aquel moribundo se había aferrado a su mano rogándole que preservase con su propia vida si fuera preciso, aquella extraña piedra. “Te estaba esperando hombre de fuego. Se llama Valak y es imprescindible que lo mantengas a salvo. La era de los gigantes alados no ha tocado a su fin”, ésas fueron las turbadoras palabras de despedida que aquel desconocido le dejó como legado, mientras le ofrecía con su mano libre la pequeña y brillante roca negra. No hubo tiempo de preguntas ni explicaciones. Enterró el cuerpo junto al camino, rogando a los dioses antiguos por la salvación de su alma, sin siquiera saber quién era aquel hombre ni quiénes lo habían atacado. De aquello hacía ya varias jornadas.

“Hombre de fuego”… Así llamaban a los de su casa, cuando aún eran hombres libres que luchaban bajo la protección de un señor y se consentía que cada cual conservase en la batalla el escudo de su propia familia. El blasón de los suyos siempre había sido una llama roja. Por eso quizá, aquellas palabras envenenaban sus sueños y pensamientos en todo momento y el temor le tentaba a romper su juramento. Cómo lo supo aquel anciano… sólo podía tratarse de magia y aquello escapaba a su comprensión. Por otro lado, era inusualmente absurdo que el jefe de la guardia tuviera que hacerse cargo de una ridícula piedra. Pero fueron los ojos del astuto Wrigley, consejero y mano derecha del rey, los que le indicaron que no se trataba de un pedrusco vulgar, como había llegado a opinar. Cuando el repulsivo ministro entró en las habitaciones de Kabdat la codicia se dibujó de inmediato en sus ojos. El avispado Horb y el capitán fueron rápidos despachándolo con diligencia y determinación, comprendiendo ambos, al punto, que el castillo no era ya un lugar seguro para esa piedra con nombre propio.

(posiblemente continuará…)

Comentarios

  1. Valak, un dragón que podría cambiar el rumbo de la historia si está en manos adecuadas...

    Me dejas con ganas de saber como continúa.

    Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

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  2. Si, por favor, que continué!!!
    Se nota que te lo has pasado en grande escribiendo :)

    Besos

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  3. Niobiña, gracias por la visita. ¿Te gusta el nombre? Se me ocurrió de repente, a mí me sonaba a dragón je, je.

    A ver cuándo soy capaz de darle continuidad.

    Besotes.

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  4. Gracias, Ananda, no te creas... he sudado tinta porque yo quería cerrar la historia, pero de repente salían nuevas frases o personajes. En fin... lo de siempre. Espero poder continuarlo pronto.

    Besotes.

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  5. De posiblemente nada, tienes que acabarla algún día a ver qué pasa con Valak :) No nos puedes dejar con la intriga!!

    Besos!!

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  6. Tal es la riqueza de tu vocabulario que cuando sus palabras se ponen en marcha trasladan al lector, como en una máquina del tiempo, allá donde ellas fueren.
    Y es solo una escena de la historia que cuentas, pero en torno a esa mesa el menú que desgustamos leyéndola nos deja con hambre de más, que me aspen si no es verdad! :)


    Un abrazo! Zorionak!

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  7. Me gusta leerte porque con tu forma de escribir este tipo de relatos me llevas a otra época que no todo el mundo consigue.

    Pd: sé que no tiene nada que ver, pero ahora que ando leyendo Juego de tronos, el tema del dragón me ha recordado un poco a esto.


    1 besote

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  8. Woauh!!!
    Siempre se me ha hecho complicado escribir sobre temas como el que tú narras. Utilizar las palabras acordes a esos tiempos, los nombres, los escenarios...
    Pero veo que para ti no es ningún problema!
    Me ha encantado, de verdad. Es más: nada de que "posiblemente continuará". Haz que continúe, si hay la oportunidad!
    :)
    Por cierto... me tenías despistado hasta que no logré averiguarlo: Rumpelstinsky??? jajajaja No sabía de quién se trataba hasta que me di cuenta. Muy bueno también!
    :)
    Seguimos leyéndonos por aquí, por allí, o por el más allá!!!
    Besotes!!!!

    Hell.

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  9. Ja, ja... Atenea y pensar que hasta el último momento no me vino el nombre y que mi intención inicial era reducir todo a la escena en la taberna.

    Besotes.

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  10. Carlos, son varias las personas y las ocasiones en que hacéis alusión a mi supuesta riqueza de vocabulario cuando tal no existe. Se agradece el cumplido, pero son palabras conocidas por todos, no tengo mérito por ello. Aun así me agrada saber que eso contribuya a recrear la escena de manera más fiel y veraz, y por supuesto que os guste, claro ;).

    Besotes.

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  11. Estoy enganchadísima a la saga de Martin, Jara, y lo del dragón vino un poco por eso, claro.

    Besotes.

    P.D.: mi sueño siempre ha sido el de escribir algún día novelas de ese tipo. Un sueño ambicioso supongo. Máxime cuando mi capacidad literaria nunca me lleva a crear historias más largas de varias páginas, porque si no para mí pierden consistencia y continuidad. ¿Si hasta a mí misma me aburren mis propios relatos cuando son un poco más largos de lo habitual, cómo conseguir una novela y no morir en el intento? Je, je.

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  12. Hell,

    Gracias, de verdad, pero sólo hay que imbuirse de las fuentes adecuadas: la lectura siempre es un placer y una de esas generosas fuentes de las que hablo y créeme Juego de tronos es toda una escuela.

    Rumpel abreviado o Rumpelstinsky completo je, je. Tan bueno como cualquier otro nombre, ¿verdad?

    Nos leemos. Besotes.

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  13. Bueno yo solo puedo decir Felicidades, me ha encantado. Suena a escueto pero más sincero no se puede ser.je. Mundoyás.

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  14. Yo también quiero que continúe! me muero de curiosidad por saber qué pasa con ese dragón :D

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  15. Gracias, Yas, no me convencía el relao porque me cuesta de veras escribir algo de este género, pero si os gusta es porque no ha salido tan mal después de todo je, je.

    Besotes.

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  16. Malena, lo intentaré de verdad... A ver si se me ocurre cómo, claro.

    Besotes.

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