Esto es producto de un reto que me lanzó un buen amigo, instándome a que me esforzara por escribir algo, tras tanto tiempo sin hacerlo. Coincidió un mal día, y entre whatsapeo y whatsapeo en el trayecto de vuelta a casa en el metro, éste fue el resultado final. Lo tenía olvidado, pues hace semanas de esto, afortunadamente tomé la precaución de guardarlo en una de las notas del móvil y hoy lo he recuperado. Ya me daréis vuestra opinión.
MONÓLOGO DEL CORAZÓN ROTO
Alambres de espino bordean
mi corazón y mi cabeza.
Me descoyuntan y convierten
en hojalata mi piel.
Y paso a ser guiñapo
con el que juega el viento.
Y me convierto también
en triste veleta que siempre señala
el mismo horizonte,
aunque la herrumbre
apolille mi cuerpo,
vencido por el desaliento.
Y cuando acaba el día
es el viento quien me da por desahuciado
y así pasamos a ser dos los vencidos:
yo cada vez a más leguas de ti
y él, asesino frustrado y silbante,
que no ha logrado matar
los recuerdos que se aferran a mi pecho.
Te invito a que pasees por las letras de mi otro blog:
Hay cosas que ni el viento se lleva, hay recuerdos que forman parte de nosotros, aunque nos destrozaran por dentro.
ResponderEliminarToda la razón, Oski. Estamos hechos de recuerdos: buenos y malos. Un abrazo.
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