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MUY PERSONAL: ROMPER CON LOS RECUERDOS.


Romper con el pasado


¿Os habéis enfrentado alguna vez a ordenar armarios y a tirar cosas, sorprendiéndoos ante la cantidad de papeles u otros objetos que habéis ido acumulando a lo largo del tiempo, y a los que ahora no encontráis sentido?

Yo lo he vivido el lunes pasado. Supongo que tarde o temprano habría de hacerlo, si es que por fin encuentro un piso, como pretendo este año, y lo compro, pues seguramente no va a ser un palacio con veinte habitaciones, ocho baños, piscina, pistas de pádel, etc...

A veces resulta duro hacer balance de nuestra vida, releyendo diarios, cartas, recortes de revistas..., pero por otra parte, es indispensable para poder avanzar, y cerrar etapas.

En mi peculiar limpieza general, he encontrado no sólo eso, sino también muñecas: mis maravillosas y queridas "Barriguitas" con las que tanto jugué de pequeña, y sí, os confieso que tenía unas 8, pero no me he desecho de todas: he conservado la primera que me compraron con su buzito rojo original; el primer bebé Barriguita pelón que tuve; y mi queridísima Barriguitas negra. Esas son mis favoritas, y es verlas y me arrancan una sonrisa, y lágrimas de ternura, alegría con un regusto de nostalgia. Comprenderéis que no puedo deshacerme de ellas, así como así.

Otra de las sorpresas ha sido encontrar las dos barajas de tarot que compré en su día, y que dejé de usar en cuanto leí en ellas acontecimientos en la vida de una amiga de lo más desagradables y que luego se cumplieron. Podéis creer o no en ese tipo de cosas, sois muy libres de hacerlo, pero cuando estás "tonteando" con ese mundo y ves tan claramente en ellas, acontecimientos como esos, sientes que algo en tu interior se rompe definitivamente. No podía consentir que los arcanos me arrastrasen, y decidí abandonarlos en el fondo de un armario, en el interior de una mochila durante años, hasta que el otro día volvieron a irrumpir en escena. Los tenía totalmente olvidados, pero por aquel entonces los tenía demasiado miedo como para arrojarlos en un contenedor o quemarlos. Tampoco hoy lo haría, pero aunque los cogí con respeto, no me invadió el miedo de aquella última ocasión en que los leí. El del lunes fue un hallazgo inesperado, incómodo, pero no tan desagradable ni violento como hubiese sido, si este reencuentro se hubiera producido hace tan sólo unos meses o un año. Probablemente los naipes me hubiesen arrastrado sin remedio a ese lado. Estoy segura de ello.

Por supuesto, aparte de eso, también han aparecido algunas revistas especializadas en el horóscopo. De esas que suelen venir a final o principios de año, como número extra, contándote paparruchas sobre cómo va a ser tu año. La verdad es que éstas en concreto las conservaba porque hablaban del zodiaco chino, y de los signos del zodiaco, asociados a dioses del Antiguo Egipto (una de mis grandes pasiones), pero no son "creencias" que me convenga retomar.

En cuanto, a los cientos de hojas recortadas que atesoraba en esos armarios, dentro de cajas, carpetas o plásticos, sólo puedo decir que me siento orgullosa de no haber tenido ni siquiera la tentación de hojearlas. Corresponden a una etapa en que mi única obsesión era la celulitis, y estar más y más delgada. Si bien es cierto que no hubo ni un solo día en que dejase de comer, ni vomité de forma voluntaria o involuntaria tras grandes atracones, sí  llegué a rozar esas fronteras. Supongo que en el fondo, era más fuerte de lo que lo soy ahora, o de lo que me sentía en el 2013 (siempre hablo del año pasado, y en realidad mi pesadilla sucedió durante el 2013), aunque por causas muy diferentes y que nada tienen que ver con transtornos alimenticios.

Afortunadamente, hoy por hoy, procuro no abusar con las comidas, pero me siento más madura y libre en ese sentido, pues no vivo en una continua obsesión por mi cuerpo. Estoy más o menos delgada sí, podría cuidarme más sí, pero no pienso ser esclava de la báscula nunca más. Es genial ser consciente de ello.

Como veis, tras una "limpieza general" se esconden muchas más cosas: repletas de simbolismos y miedos atávicos. Y saber separarse de ellos te hace creer poderosamente libre. Creo que a todos nos conviene saber emanciparnos de nuestro pasado sin hacer un drama: significa que hemos crecido mental y espiritualmente.

Un besazo.

P.D.: no prometo que vuelva a escribir semanalmente como hacía antaño, pero sí trataré de no dilatar demasiado tiempo mis silencios, aunque no sea tanto para compartir mis relatos o poemas, como para contaros cosas más personales. Gracias por vuestra paciencia y sobre todo por estar ahí, al otro lado, acompañándome.

Te invito a que pasees por las letras de mi otro blog: www.cuentosrecienhorneados.blogspot.com  o por mi blog de manualidades www.fabricadeartesania.blogspot.com

Comentarios

  1. Como señalaba en su día, en este artículo, a veces conviene hacer limpieza, para desprenderse no sólo de objetos sino de recuerdos dolorosos, aunque en esa limpieza, es posible que nos llevemos también alguna alegría que otra.

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