Poco antes de mediados de agosto escuché una entrevista radiofónica a Javier Sierra, el autor. Y por supuesto, al recordar lo mucho que disfruté con su novela: "La Dama de azul", no pude resistir la tentación de comprar también ésta. Acostumbro cada verano a hacer parada, a modo de despedida de las vacaciones, en una pequeña librería de un municipio cercano a mi lugar de veraneo (en mi pequeño pueblo sería impensable disponer de un comercio de ese tipo). Con los años esa compra se ha convertido más que en una tradición en un rito, y casi siempre llevo la idea muy clara de qué título quiero llevarme, aunque ahora que recuerdo, precisamente el de "La dama de azul" lo elegí movida no sé por qué extraño resorte. Como es lógico, al actuar con tanta tardanza me arriesgo a regresar con las manos vacías, como ya me sucedió en alguna ocasión. En fin, el caso es que todos y cada uno de los libros que he comprado en ese maravilloso rincón han llenado de magia mi ...