La primera vez me ayudé de un espejo. No fue fácil y me dio un poco de corte, pero todas mis amigas lo habían hecho ya y yo no quería ser menos que ellas.
La segunda vez fue en el baño de un bar. No elegí quizá el lugar más romántico, pero no estuvo mal.
La tercera vez lo hice a través del ordenador. También muchas de mis amigas lo habían probado y decían que era excitante. Les hice caso y me animé. A ésa le siguieron muchas otras ocasiones y en cada nuevo encuentro ante la pantalla me pongo más y más nerviosa, como una colegiala inexperta. Pero sé que estos nervios me estimulan. Despiertan mi creatividad.
Hay quienes comentan que mis relatos dan un giro inesperado al final y que se nota cierta evolución en mi manera de escribir. ¿Tú qué opinas?
Lo escribí hace algunos días y no recordaba haberlo dejado programado ji, ji. Soy un desastre para recordar según que cosas. Espero que os sorprenda y os arranque alguna sonrisilla. Besotes.
ResponderEliminarComo vengo de leer el anterior... pensé que era demasiado obvio, que no podía ser, aunque lo mismo, me dije, a esta Sechat le ha entrado el monotema, a saber...
ResponderEliminarPero claro, tu eres tu y al final, sorpresa.
Si, hay evolución.
Besos
Je, je... ¿De qué pensábais que hablaba el texto?
ResponderEliminarIntrigada estaba desde la primera frase, pensaba ¿Cómo? ¿Es lo que parece? Pero no lo era XD. Sí, me has arrancado una sonrisa.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Ay, Sara, gamberrilla! Je, je. Besotes.
ResponderEliminar