Como tantas otras noches, no puedo dormir. Me asomo al balcón de la tristeza y me espanto al descubrir en la calle, un cuerpo sin vida. Quiero gritar para pedir ayuda, pero ni soy capaz de chillar ni nadie socorre a la víctima. Tampoco mis pies se mueven para acercarme a ese suicida que pronuncia lastimero tu nombre corrupto. Es entonces cuando descubro la verdad: soy yo misma la que yace inerte. Y soy yo la que exhala su último aliento, despidiendo embadurnada en mi propia sangre, este amor imposible abocado al fracaso.
Te invito a que pasees por las letras de mi otro blog:
Hola Sechat. Diría que hay algo en un amor imposible que lo impide fracasar, hay un deje de un amor para siempre, casi sublime, ideal. Son los posibles los que pueden fracasar.
ResponderEliminarAbrazos
Se está así y cuando viene la ambulancia que da oxígeno, trayendo consigo un nuevo y mejor amor o te da la sabiduría de que es mejor estar sol@ que mal acompañad@, entonces revivimos :) Sólo que en caso de que la ambulancia que pase por nuestro lado, traiga un paquete de amor, debemos pensarnos mucho si recibir su oxígeno; no sea que ese paquete no sea de la calidad que esperáramos. Sólo con paciencia, se aumentan las probabilidades del éxito :), creo que en muchas ocasiones.
ResponderEliminarSaludines.