NUEVA SECCIÓN ERÓTICA

Inauguro con este relato-experimento una nueva sección. Lo hago a petición de dos amigos (ya me podéis invitar a un cafecito por lo menos, muchachillos ;) ). Uno de ellos me lo había sugerido hace algún tiempo y tras varios intentos me sentí incapaz (era tal la presencia del erotismo que algunos relatos rayaban la ordinariez del porno más casposo) y lo fui olvidando. Hace no mucho, otro amigo me sugirió lo mismo y reanudé mi empeño por escribir historias con cierto matiz erótico. No sé si logro el objetivo primordial, pero bueno… seguiré probando esta nueva faceta, pues aunque no me acaba de convencer este texto, la exploración de nuevos temas, voces narrativas, personajes y estilos siempre es entretenido.

Me asusta un poco no obstante, dejar al descubierto una de las partes más íntimas de mi propia vida, contando mis sueños, fantasías o experiencias aunque sea a través de mis personajes; pero procuraré distanciarme lo suficiente para que el paralelismo no sea tan evidente. Por cierto, para este relato he tenido que leer “La pasión turca” (libro que aún no he acabado y que me ha prestado una amiga), pues como ya he dicho cada vez que procuraba crear una historia con contenido erótico, el resultado acababa en estrepitoso fracaso.

En fin disfrutad de la vida y sus placeres (el sexo es probablemente el mejor) con o sin pareja. Ya sabéis… “en el amor como en la guerra todo vale”.

ÉXTASIS EN LA PIEL

Tu lengua cargada de una maravillosa electricidad busca nuevas conexiones con las que erizar mi piel en una nueva descarga y yo respondo dichosa con suspiros y jadeos que salen de lo más profundo de mi alma. Ellos son la única forma que conoce mi yo desdoblado, de agradecer tus besos, expertas caricias y tus intencionados mordiscos.

Siento todo mi cuerpo dolorido tras nuestro último encuentro. Cicatrices de tu saliva y tu aliento marcan los cuatro puntos cardinales de mi ser. Me regodeo en recordar los olores que hasta hace pocos minutos nos envolvían, cuando difícilmente manteníamos el equilibrio el uno a horcajadas del otro, y el vaivén de nuestras caderas desataba la tormenta y tú acababas lloviendo en mi interior.

No me atrevo a girarme ni mirar hacia la ventana. Me disgustaría descubrir que no estás en ella observando mi marcha, y prefiero pensar que tu mirada, chispeante todavía por la alegría del choque de bocas y formas deseosas, me acompaña hasta mi casa sin abandonar tus ojos. Mas que caminar… floto sobre las baldosas, sonámbula en una especie de nube de la que quisiera no bajar. Noto húmedo aún mi pubis y ello me excita nuevamente. No veo el momento en que ambos nos fundamos de nuevo hasta olvidarnos de nuestras propias identidades y seamos uno solo. Contigo no me conformo con ser amada, quiero ser por encima de todo amante. Hiedo a sexo por todas partes, y siento ya sola, en la espesura del recuerdo cercano, que un nuevo orgasmo amenaza mi mente a punto de resquebrajar cada uno de mis músculos y huesos en un estiramiento de infinito placer. Así es amarte, así el tenerte y abandonarme en ti. Siento que cada día te quiero un poco más, aunque no me atreva a confesarlo. Necesito con mayor urgencia tu miembro henchido en el calor de mis entrañas, y que nos sacudamos a golpe de placer hasta que el sudor expulsado nos deshidrate totalmente. Quiero constatar que derramo hasta mi última gota de sangre tras la pelea con el cortante filo de tus uñas en mi espalda. Entonces mi boca buscará ávida saciar su sed en tu boca o en el manantial de tu pene, y tú beberás de mis pezones rosadamente gozosos la leche que verteré por ti. Moriremos pues, anudados en la más dulce de las muertes.